Integrantes del grupo
Claudio Salvo - Batería
Raul Estrada - Guitarra
Daniel Roa - Guitarra
Andrea Estrada - Voz
Enoc Baeza - bajo
Raul Estrada - Guitarra
Daniel Roa - Guitarra
Andrea Estrada - Voz
Enoc Baeza - bajo
Ciudad de origen
Temuco, Chile
Sello discográfico
Independiente
Descripción
Rock Metal desde Temuco - Chile
Biografía
La
vida de Sentido a la Tragedia, como banda, no ha estado exenta de
dificultades. Desde que Raúl Estrada (guitarra) empezó a crear las
maquetas de lo que serían las primeras
canciones para un proyecto sin más integrantes en ese momento -año
2007-, se dio cuenta de lo complicado que era mezclar géneros en un
ambiente donde los estereotipos son importantes.
Afortunadamente, las personas idóneas llegaron, y las canciones tomaron forma más allá de solo maquetas.
El primer año de vida estuvo marcado por bastantes presentaciones y buena recepción por parte del público en general para una banda desconocida y una dirección musical poco convencional, pero a mediados del año 2008, por diferentes motivos, dos de sus integrantes deben abandonar el proyecto.
Lejos de amilanarse, Raúl y Rudy Flores (bajo) se dedicaron a buscar quienes quisieran subirse al carro, tomar lo que existía y llevarlo un poco más allá. Y con la entrada de Claudio Salvo (batería) y Andrea Estrada (voz) se establece nuevamente una base sólida con la que continúan componiendo y
presentándose en la ciudad de Temuco y alrededores. Pero los cambios no iban a terminar ahí. La base estaba aceitada y ajustada, nuevas canciones iban apareciendo, pero por diferentes motivos nunca se pudo establecer el quinto integrante, el segundo guitarrista que siempre estuvo en los planes. Y mientras la agrupación grababa un single para un álbum recopilatorio en MarcaEstilo Estudio a mediados del año 2010, el productor de aquel disco se ofrece para ocupar el puesto de guitarrista disponible. Finalmente, Daniel Roa entra para completar el círculo, y comenzar a pre-producir lo que sería el primer disco de Sentido a la Tragedia, y a mediados del 2011 Jaime Salas ingresa para cubrir el puesto de bajista, una vez que Rudy Flores decide abandonar el proyecto por motivos personales.
El resto es historia. Las canciones se pulieron, se ordenaron, y el resultado son 11 tracks en un álbum que recorre un amplio espectro sonoro y que, yendo más allá de los géneros establecidos, intenta mezclar un poco de metal, un poco de rock, y todo aderezado con melodías agradables, voces guturales, y las bases rítmicas típicas del metal moderno. Por sobre la capa instrumental, hay un mensaje que no huye de las tribulaciones de un joven común y corriente, pero que también le da lugar a la esperanza, aunque a veces parezca que no haya ninguna.
Afortunadamente, las personas idóneas llegaron, y las canciones tomaron forma más allá de solo maquetas.
El primer año de vida estuvo marcado por bastantes presentaciones y buena recepción por parte del público en general para una banda desconocida y una dirección musical poco convencional, pero a mediados del año 2008, por diferentes motivos, dos de sus integrantes deben abandonar el proyecto.
Lejos de amilanarse, Raúl y Rudy Flores (bajo) se dedicaron a buscar quienes quisieran subirse al carro, tomar lo que existía y llevarlo un poco más allá. Y con la entrada de Claudio Salvo (batería) y Andrea Estrada (voz) se establece nuevamente una base sólida con la que continúan componiendo y
presentándose en la ciudad de Temuco y alrededores. Pero los cambios no iban a terminar ahí. La base estaba aceitada y ajustada, nuevas canciones iban apareciendo, pero por diferentes motivos nunca se pudo establecer el quinto integrante, el segundo guitarrista que siempre estuvo en los planes. Y mientras la agrupación grababa un single para un álbum recopilatorio en MarcaEstilo Estudio a mediados del año 2010, el productor de aquel disco se ofrece para ocupar el puesto de guitarrista disponible. Finalmente, Daniel Roa entra para completar el círculo, y comenzar a pre-producir lo que sería el primer disco de Sentido a la Tragedia, y a mediados del 2011 Jaime Salas ingresa para cubrir el puesto de bajista, una vez que Rudy Flores decide abandonar el proyecto por motivos personales.
El resto es historia. Las canciones se pulieron, se ordenaron, y el resultado son 11 tracks en un álbum que recorre un amplio espectro sonoro y que, yendo más allá de los géneros establecidos, intenta mezclar un poco de metal, un poco de rock, y todo aderezado con melodías agradables, voces guturales, y las bases rítmicas típicas del metal moderno. Por sobre la capa instrumental, hay un mensaje que no huye de las tribulaciones de un joven común y corriente, pero que también le da lugar a la esperanza, aunque a veces parezca que no haya ninguna.
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